viernes, 11 de octubre de 2013

YO TE NOMBRO, LIBERTAD

El hombre miró a su izquierda y a su derecha... Nadie le observaba... Los de la derecha estaban obsesionados en conseguir dinero, cuanto más, mejor... Los de la izquierda estaban como desorientados, mirando a todas parte y a ninguna... El hombre avanzó hasta el medio de la plaza y allí comenzo a desplegar lo que llevaba metido en la maleta. Al principio, ninguno de los dos grupos se dió cuenta ocupados en su quehaceres: el dinero y las ideas... El hombre desplegó una mesa, comenzó a poner pequeños folletos de un color azul claro y nadie se preocupó. De pronto, sacó de la maleta una gran pancarta que decía "El hombre tiene el derecho a ser libre". Una vez expuesta, los dos grupos se acercaron con precaución y fueron cogiendo los pequeños folletos que el hombre había dispuestos en la mesa... Los leyeron, se los guardaron y se fueron yendo poco a poco... Sólo quedó en la plaza el hombre de la pancarta. Cuando se fue acercando la hora del mercado, cuando un montón de mujeres y algún hombre llenaban la plaza de murmullos, gritos y exclamaciones, sonó de repente una sirena policial. Todos se quedaron callados mirando los superhombres de uniforme que, sin prisa, se acercaban al hombre... Su protesta duró sólo un segundo, el tiempo que tardó el superhombre de golpearlo en la cabeza. Deprisa fueron retirando toda la propaganda del hombre, la mesa y la pancarta. Se oyó preguntar a algún niño pequeño «¿Qué es eso de la libertad?». La respuesta de su madre no se hizo esperar: «Eres muy pequeño para entender eso». «¿Però, tú lo entiendes, mami?», preguntó el pequeño. «No», dijo la madre, «pero lo recuerdo....».